miércoles, 14 de enero de 2015

Ilustración Alberto Breccia















Entrado ya el 2015, seguimos reavivando la posibilidad de recibir algunas señales positivas (algunos hasta inocentemente) de temas que venimos exponiendo en entradas anteriores.
En ese sentido no perdemos de vista las cuestiones urbanas, que hoy por hoy, reflejan inexorablemente ciudades injustas, en creciente desequilibrio, enfermas y aquellos temas fundamentales que vuelven a estar en los primeros renglones de importancia en cualquier agenda de gestión que se precie de tal.
Ante tanta enfermedad suelta y especuladores inmobiliarios insaciables, para poner un contexto real, es interesante preguntarnos ¿Qué se entiende por salud hoy?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud no es la mera ausencia de enfermedad, sino una totalidad mucho más amplia y abarcativa; “es el bienestar físico, mental y social al que todo ser humano tiene derecho”… y añade “ implica el disfrute de la mayor forma posible de bienestar orgánico, psíquico y social sin distinción de raza,religión, creencia política o condiciones económicas”….. De esta forma, la salud es un estado en que la persona siente la alegría y el entusiasmo de vivir a cada momento una sensación de realización, y una conciencia de armonía con el hábitat que lo rodea.
Hay una correlación estrecha entre salud, esperanza de vida y calidad del hábitat de un determinado lugar, como paralelamente índices de altos ingresos como contraste a condiciones de pobreza en el mismo sentido apuntado.
El mismo organismo nos muestra estadísticas internacionales anuales, que indican claras diferencias (económicamente hablando) tanto entre países ricos y países pobres, como en barrios o enclaves urbanamente sostenibles y medioambientalmente aceptables, en relación a poblaciones marginadas, en medios degradados y contaminados, con precariedad de servicios y equipamiento.
Efectivamente, se puede estimar que en las actuales circunstancias, un niño varón nacido en 2012 en un área de altos ingresos vivirá hasta la edad de 76 años aproximadamente, lo que representará 16 años más que otro niño perteneciente a un segmento de bajos ingresos (60 años). En lo respecta a las niñas, el desfasaje es incluso mayor ya que la diferencia entre los sectores sociales estudiados y marcados será de 19 años más (82 años vs. 63 años).
 En los países en desarrollo, el porcentaje de mortalidad que se le atribuye a casos ambientales es del 25%, y en los desarrollados del 15%. Aquellas enfermedades más estrechamente relacionadas a las condiciones del medio que las rodea son las infecciosas, las parasitarias y las respiratorias. Las primeras causan entre el 25 y el 30% de las muertes en todo el mundo. Algunos cálculos dicen que alrededor del 40% de las infecciones agudas de las vías respiratorias, el 90% de las enfermedades diarreicas, el 50% de los trastornos respiratorios crónicos y el 90% de los casos de paludismo, podrían disminuirse drásticamente mediante simples modificaciones en el hábitat y el medioambiente. (1)        
No estamos ni vamos bien, muy por el contrario…..

Artista urbano BLU


En estos últimos años, algunos temas que parecían intocables o innombrables, se han ido incorporando al lenguaje corriente de nuestras expresiones. De esta forma conceptos tales como desequilibrio urbano, marginalidad, libertad de expresión, patrimonio urbano y arquitectónico tangible e intangible, forman parte de nuestras conversaciones y demandas, situación inimaginable desde hace muchos años, casi inédito.
En ese rumbo amanecemos el año con dos avances  posibles de comenzar a torcer (aunque sea un poco) la realidad de las cosas; por una parte en la Pcia. de Buenos Aires con la ya sancionada ley de Acceso justo al Hábitat (aunque aún sin reglamentar por el Poder Ejecutivo, lo que impide su aplicación) y por otra parte la creación de la Secretaría Nacional de Acceso al Hábitat (con incumbencias y lineamientos  interesantes), pueden dar respuestas a sectores donde generalmente (como decíamos) las agendas no llegan.

La ciudad hoy en día está dividida en diferentes partes que se constituyen, aparentemente, en” microestados”. Los vecindarios ricos ofrecen todo tipo de servicios; escuelas exclusivas, clases de golf, canchas de tenis y vigilancia privada a través de policías que patrullan constantemente el área circundante. Estos vecindarios se mezclan con asentamientos ilegales donde se dispone de agua solamente en canillas públicas, no existen sistemas sanitarios, solo unos pocos privilegiados acceden de manera ilegal al servicio de electricidad, los pasajes se convierten en barriales cada vez que llueve, y el hacinamiento es la norma. Cada fragmento parece vivir y funcionar de manera autónoma, aferrándose a lo que ha podido en la lucha diaria por la supervivencia. (2)



Por C~C. Arq. Norberto Lemmi

(1) Lic. Abel Andrade Jibaja. Salud y Medio Ambiente.
(2) Balbo Marcello. Cities Transformed: Demographic change and its Implications in the Developing World. 

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