jueves, 8 de julio de 2021




Isabel Pérez Catán, expresa que “El mar argentino y su fauna, una vez más en peligro por el extractivismo”, (publicado por la Izquierda Diario el 30/06/2021).    El primero de Julio se realizó una audiencia pública convocada por el gobierno de Alberto Fernández, abierta a la participación ciudadana, de organizaciones medioambientales y distintos especialistas, para discutir sobre el impacto ambiental de la "Campaña de Adquisición Sísmica Offshore en Cuenca Argentina Norte, en las áreas CAN 108, CAN 100 Y CAN 114" impulsada durante el gobierno de Mauricio Macri, que “lotea” el mar argentino desde Tierra del Fuego hasta Mar del Plata para la exploración sísmica, en busca de petróleo y gas.




El extractivismo marítimo es una política llevada adelante desde el gobierno de Alfonsín, seguida por Menem, y continuada por todos los gobiernos siguientes. Durante el 2018, Mauricio Macri, por entonces presidente de la Argentina, llamó a licitación pública de carácter internacional para permisos de exploración hidrocarburífera dentro de la Plataforma Continental Argentina, correspondiendo a las cuencas Argentina Norte, Austral y Malvinas Oeste. Para mayo del 2019, la Secretaría de Energía de la Nación, otorgó 18 áreas por la módica suma de 724 millones de dólares, por un total de 201.104 km2.




Este territorio sobre el cual Argentina ejerce soberanía, incluyendo sus recursos naturales, fue “rematado” como parte de una entrega de los recursos naturales a las grandes corporaciones del extractivismo a nivel mundial. Junto a los gigantes como Exxon Mobile también se otorgaron permisos a YPF. Por ejemplo, los 14.542 km2 concesionados de la Cuenca Austral cercana a Tierra del Fuego, conviven con las ya existentes operaciones offshore de Total Austral, subsidiaria de la petrolera francesa Total, que hace algunos meses y en plena pandemia de vistió de “falso ambientalismo” para dejar cientos de trabajadores en la calle.
Se alerta sobre dos peligros principalmente, uno es la seguridad de que ocurran derrames, y el otro es la disminución de la pesca por el procedimiento de exploración sísmica, que se realiza con explosiones constantes bajo del mar, gran parte de esta “zona de sacrificio’’ o digamos este “loteo” abarca zonas protegidas, tanto a la altura de Mar del Plata como hacia el sur del país.




El procedimiento de exploración sísmica es fuertemente rechazado por ambientalistas, organizaciones no gubernamentales, profesionales de la biología y demás organizaciones y activistas. Se realiza para la búsqueda de petróleo en el fondo marino, utilizando cañones que disparan bombas de aire con un alcance de más de 300 km 2 para refractar hacia el fondo del mar las ondas sonoras, que son recolectadas por sensores para crear un mapa del suelo marítimo.
Este procedimiento implica para los animales un bombardeo constante, con ruido ensordecedor, cada pocos segundos y sin parar, por los meses que duren las estas campañas exploratorias.
El crimen ambiental es mucho mayor si pensamos en la diversidad de la fauna que habita en las costas del Atlántico, delfines, toninas, lobos marinos, pingüinos, ballenas, etc., teniendo en cuentas las áreas protegidas como las de paso de muchos ejemplares como la Ballena Franca Austral o las Orcas. Para estos mamíferos marinos, que principalmente utilizan el sentido auditivo para ubicarse, para alimentarse, el daño es muy grave.




Algunas de estas especies también son especies protegidas, así como algunas de sus zonas de residencia momentánea como la Patagonia, son patrimonio de la humanidad. Nada de esto parece tener peso para el gobierno, frente a las multinacionales saqueadoras y contaminantes.
Otro de los riesgos tiene que ver con la merma de la pesca por los fuertes estruendos, como ocurrió en México donde la actividad pesquera tuvo un fuerte parate, lo que podría afectar fuertemente a ciudades cuya actividad principal es la pesca, como es el caso de Mar del Plata. También, un derrame sobre las costas podría afectar gravemente a la actividad turística, de gran importancia en nuestras vecinas localidades costeras como Mar Chiquita, Miramar, Necochea y demás localidades al sur.
En la Audiencia Pública la respuesta ciudadana fue contundente. Expusieron 350 personas de las cuales 333 se opusieron al avance de la industria petrolera en el Mar Argentino y sólo 12 se manifestaron a favor. Allí se pidieron que no destruyan las costas de la provincia de Buenos Aires y exigieron un Mar Argentino libre de petróleo. Lamentablemente, la audiencia no fue vinculante, pero de todos modos creemos que las autoridades no pueden hacer oídos sordos al pedido de la ciudadanía.
Para mitigar la actual crisis climática, la discusión no debe estar enfocada en los estándares de las operaciones petroleras. Se debe apuntar a dejar atrás las inversiones y los subsidios a combustibles fósiles, que se transformarán en tecnologías obsoletas en los próximos años. Para ello, se debe agilizar la transición de nuestra matriz energética hacia las energías renovables, ambientalmente sostenibles y económicamente sustentables.
Dar marcha atrás con el acuerdo, es prioridad para muchos marplatenses.



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