sábado, 26 de agosto de 2017


Las playas de La Perla son de las más representativas de Mar del Plata. Poseen la característica de ser utilizadas en gran parte por marplatenses, que año tras año, contratan carpas, sombrillas y servicios, conformándose en usuarios familiares, clásicos y permanentes de estas playas.
En 1983, con el regreso de la democracia a la Argentina, ganaba las elecciones municipales en Mar del Plata el Intendente radical Ángel Roig. Dentro de los pocos proyectos urbanos que decide encarar, impulsa la construcción de un complejo de balnearios en las playas de La Perla, intentando de esta forma urbanizar playas que permitiesen la explotación privada, semejando a lo inaugurado pocos años antes en la bahía de Punta Mogotes. La diferencia radicó que el financiamiento de las obras fue aportado por los adjudicatarios a cambio de amplios plazos en los periodos de explotación comercial.



El arquitecto Clorindo Testa, asociado con los arquitectos Juan Genoud y Osvaldo Álvarez Rojas, entre los cerca de 100 anteproyectos presentados, obtiene en 1985 el Primer Premio en un concurso nacional para la intervención urbana en la zona costera de las playas de La Perla, a lo largo de 5 balnearios. Organizado por la Municipalidad de General Pueyrredón, el conjunto debía reemplazar con una propuesta única y coherente a los balnearios que existían en el lugar, dado que era un conjunto desparejo, construido y remodelado en diferentes épocas, y totalmente obsoleto para ese momento. Era además, el único sector de playas céntricas, que no estaba debidamente equipado.
Las obras comenzaron en 1987, a pesar de la fuerte oposición del resto de los partidos políticos en el Concejo Deliberante. La construcción avanzó dificultosamente, debido a la fuerte inflación del período, que en pocos años alcanzó la hiperinflación, afectando constantemente los costos y honorarios de las contratistas, que debían ajustarse a cada momento.
El complejo pudo ser inaugurado en 1989.
Pero la postal que todos conocemos, curiosamente con solo 28 años de edad, comenzó a desaparecer, y hoy está en proceso de demolición con el supuesto de su remodelación y refuncionalización.
  


Los concesionarios de los balnearios, conscientes de la mutación en las históricas vacaciones de verano, y sujetos fundamentalmente a la explotación de sus instalaciones en fines de semana, comenzaron a idear una propuesta que permita el usufructo y comercialización de los espacios de manera diferente. Para ello durante los años 2013 y 2014, fueron “seduciendo” a las autoridades municipales acerca de la posibilidad de hacer más rentables sus negocios.
Convencido el Intendente Gusta Pulti (del partido político vecinal Acción Marplatense) en el año 2015 se conocieron las ofertas para la refuncionalización  de las Unidades Turísticas Fiscales de los balnearios 1, 2, 3 y 4 del complejo La Perla. “La Perla ingresa en un nuevo proceso de inversión muy importante que va a generar trabajo y progreso. Es un proyecto muy ambicioso’”, detalló el intendente.
¿Qué cambiará? El proyecto de iniciativa privada fue presentado en conjunto por los actuales concesionarios e implica la reestructuración de las obras edilicias de Balnearios, sumadas a obras paisajísticas en Plaza España y estacionamientos subterráneos. El plan contempla, además, la ampliación del Museo de Ciencias Naturales y según señalaron, se recuperará la visibilidad hacia el mar, así como también habrá más lugar para los peatones y mayor comodidad para automovilistas. En cuanto al museo, varias de las figuras que hoy forman parte de la institución en su interior se instalarán en la Plaza España, lo que generará un fuerte atractivo.

























Según las informaciones publicadas, se enumeran detalles del proyecto:
- Incorporación de un estacionamiento soterrado para 150 vehículos en una primera etapa.
- Redefinición de áreas deportivas y de recreación.
- Propuesta de accesibilidad universal y sustentabilidad para todo el Complejo.
- Recuperación de visuales hacia el mar a través de la demolición de los niveles  + 1 de los edificios.
- Refuncionalización integral de los espacios propios de los edificios, cubiertos y exteriores.
- Revisión integral de la estructura edilicia de las instalaciones ajustadas a los nuevos usos por proponer y a la consigna de anualidad de actividades (Mar del Plata 12 Meses).
- Redefinición de lotes de arena afectados a unidades de sombra.
- Ajuste de todos los espacios a esquemas de accesibilidad universal, sustentabilidad y generación de espacios de uso público (plazas secas, áreas de relax y recreativos), según la propuesta de los concesionarios.





































¿Sera este un ejemplo del vaciamiento de contenidos de los concursos de anteproyectos de arquitectura, tanto regionales como nacionales?
¿Puede una obra de arquitectura pensada y observada  por tantos profesionales, envejecer  tan rápidamente, con solo 28 años de vida?
¿No existirán  desmedidas pretensiones por parte de los concesionarios, respecto de la renta que debería dar un bien inmueble pegado al mar y en plena zona balnearia?
¿Son las riquezas geográficas naturales de una comunidad, beneficio para unos pocos privados, teniendo en cuenta que provienen de espacios públicos?
Demasiadas preguntas para formularle a la arquitectura.
Un gobierno radical por 1984, gestó la idea de urbanizar “modernamente” una extensa y populosa playa. Ejecuta la obra.
Un gobierno vecinal por 2013, comenzó a pensar en ampliar el negocio concesionable.  Aprueba la modificación sobre el proyecto originario.
Un gobierno liberal se pone al frente de las requisitorias privadas y comienza con las demoliciones.
Una vez más, como ya se han desarrollado algunos temas similares en este blog, podemos afirmar; Playas Públicas = Negocios Privados


















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