Las innegables imágenes veraniegas que podemos apreciar en estas semanas, a través de los diversos medios de comunicación, nos muestran costas, sierras, riberas y otros sitios, con muchísimos turistas ocupando y disfrutando de los mismos.
Esas“postales”,nos hacen presuponer que las ciudades que las contienen funcionan de manera ordenada, tanto para albergar y generar condiciones para el ocio -recreativo adecuadas, como también para que sean habitadas, recorridas y gozadas sin mayores contratiempos.
La importante cantidad de personas en esos lugares, ya de por sí, sabemos que generan una suerte de pequeños colapsos y saturaciones, mínimamente en formas y circunstancias parcialmente sumatorias, tanto en; los espacios públicos en playas, riberas, campings, etc., parques, paseos y plazas a escala ciudad, en los sistemas y vías circulatorias céntricas y macrocéntricas, estacionamientos vehiculares, medios de transporte, infraestructuras de abastecimiento de agua potable y en la evacuación de desagües cloacales, accesibilidad, nombrando solo los más preponderantes. En fin, “la ciudad visible” (que al margen de sus contradicciones) muestra un supuesto grado de placer en su uso cotidiano.
Pero paralelamente este sector, o esta parte de la ciudad, convive con otra porción de territorio (ya no de visitantes ocasionales) que contiene a residentes permanentes, los de todo el año. Estos lugareños habitan áreas por fuera del macro centro, en su mayoría suburbanas, que no forman parte de las postales mencionadas, y sí son parte de la maquinaria operativa que permite el funcionamiento interno del turismo (en el mejor de los casos) o simplemente lejanos espectadores de esas circunstancias del “buen vivir”.
Podríamos entrar a discernir y discutir si la ciudad es un todo, o según distintos analistas caracterizarla como; Ciudad Formal – Ciudad Informal, contradicción Centro – Periferia, el tejido de Ciudad Fragmentada vs. Microciudades, Ciudad Planificada – Ciudad Desordenada…. pero preferimos profundizar y dedicarle la debida atención a estas cuestiones en futuras notas.
Lo que es indiscutible es el contexto urbano en relación a la disponibilidad, tenencia y propiedad del suelo apto para el hábitat. Dicho sintéticamente, es por donde comienzan a plantearse las realidades de las “postales” de una ciudad, el acceso al suelo.
Por ello, a no confundir y tampoco indirectamente, tender a confundir a otros.
Son dos situaciones completamente distintas definir el territorio como; una “Ciudad Turística”, respecto de una “Ciudad con Turismo”. Si verdaderamente el desarrollo urbano acorde de un lugar va a depender (como citábamos) de; la disponibilidad, tenencia y propiedad del suelo, de las apetencias y criterios económicos de un segmento minoritario de la población (como bien podríamos citar a las respectivas Cámaras Empresariales locales y no tan locales, ya sea en los rubros; inmobiliarios, comerciales, hoteleros, gastronómicos, de espectáculos, etc., etc.), estamos fritos. Si estos supuestos formadores de precios y tendencias, nos indican que lugares de la ciudad son los más convenientes para la inversión en el tema, que balnearios, espectáculos o comercios serán los que induzcan más demanda, o que fracciones o fechas del calendario cuestan más o menos, por poner solo tres ejemplos, evidentemente le están indicando que rol debe desempeñar el Estado sin inmiscuirse en las cuestiones de fondo. El respaldo del sector público recaerá (con foto de políticos para la ocasión) simplemente en el hipotético lanzamiento de temporadas de verano, organización y respaldo a un sinnúmero de Fiestas Patronales, elecciones de reinas y princesas, premiar la obra de teatro más apetecible, sin olvidarse ni pasar por alto el show del palo enjabonado.
Definir una Ciudad Turística, implica tomar a todos los actores (que directa e indirectamente son partes componentes) turisticos seria e ideológicamente hablando (no partidariamente) como una Industria, y obrar políticamente en consecuencia. Ser honesto intelectualmente con la comunidad, con el Turismo, con la Ciudad y la región, con la gente, tanto turistas como lugareños. Ojalá algo de esto suceda, lo que nos hará pensar que una definición en materia Urbana es posible.
Por “C-C”. Arq. Norberto Lemmi
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