viernes, 29 de noviembre de 2013

Basural

Publicada por 0223.com el 28/9/2013.-
Plan de contingencia del Municipio: “Vivir en la basura”
El municipio recicla apenas el 10% de toda la basura que se produce.


Por María Florencia De Juan

El nuevo sistema de separación de residuos, inaugurado oficialmente el 14 de agosto de 2012, generó mayor conciencia en los ciudadanos sobre el trato de los residuos y su poder de contaminación. Sin embargo, también existe otra cara: falencias en los proyectos y políticas ambientales propuestas por el Estado, sumadas a la situación de trabajo infantil de más de 50 chicos que subsisten de lo que encuentran en el viejo basural, hacen que los residuos todavía sean una materia pendiente en Mar del Plata.
El nuevo centro de disposición final de residuos está a sólo 300 metros del viejo basural. En esa montaña de basura, ubicada en avenida Antártida Argentina y la 57, a 10 kilómetros del centro de Mar del Plata, decenas de personas buscan su sustento diario.
Pese a los anuncios, este lugar todavía no se cerró. Según expresó el presidente del Ente de Obras y Servicios Urbanos (Enosur), Manuel Regidor, la cuenta pendiente es “clausurar definitivamente el viejo basural” y agregó que ahí existe un plan de contingencia” para la gente que no trabaja en la Cooperativa Cura.
La Común Unidad de Recuperadores Argentinos (Cura) surgió en 2004 cuando un grupo de recuperadores decidió unirse y crear la cooperativa. El Municipio le dio impulso con el propósito de que obtuvieran la concesión hasta el 2015 de la “Planta Municipal de Separación y Clasificación de Residuos Sólidos Urbanos”. Esta planta fue inaugurada oficialmente el año pasado, junto al nuevo sistema de separación de basura por origen. El grupo tiene hoy 120 socios.
De esos 120, 40 trabajan en la planta en turnos de 6 horas. Los 80 restantes junto a los más de 300 trabajadores que residen en el viejo basural, siguen esperando el momento para poder entrar, dado que el espacio físico y la maquinaria no es suficiente para la cantidad de gente que necesita vivir de la basura.
Regidor admitió la situación insalubre en la que “trabajan” las personas del viejo basural, aclaró que “están censadas” y que los accesos al viejo predio están cerrados. Según el funcionario, hay apenas 20 personas que viven allí y van a revolver la basura. La realidad los multiplica: son más de 200 los que día y noche trabajan allí, entre ellos niños de entre 3 a 17 años, sin ningún tipo de asistencia.

Funcionamiento sistemático


De los cerca de 120 camiones que llegan por día al viejo basural, tan sólo se reciclan 10 o 12. Cada uno de esos camiones lleva entre 6 mil y 7 mil kilos de basura. Si la planta de reciclaje no tuviera las serias deficiencias técnicas que posee y la falta de espacio físico para trabajar, reciclaría el 60% de la basura, pero hoy sólo recicla el 10% de las 700 u 800 toneladas de basura que llegan por día a los dos predios.
Así, las bolsas verdes y negras son depositadas sin distinción en el viejo basural a cielo abierto, donde existe una empresa privada contratada por el municipio que trabaja con palas desparramando toda la basura. Esta firma cobra 700 pesos por hora. Según cuenta la gente que revuelve los desperdicios allí, hay dos máquinas que operan durante cuatro horas por día, aunque cobran por una jornada laboral de 12 horas: un negocio redondo.
Los trabajadores que no forman parte de la Cooperativa Cura prefieren juntar basura a la vieja usanza: ganan la misma cantidad de dinero, pero en menos tiempo. En el nuevo predio hacen entre 140 y 200 pesos por día en seis horas de trabajo, mientras que en el basural se hace esa cantidad en apenas 1 o 2 horas. Claro que las condiciones son mucho más peligrosas.
Una parte de los camiones descarga en la planta de reciclado y otros pasan directo al basural. En el primer lugar, los trabajadores de Cura utilizan guantes, cascos con linternas -si es de noche- y un cúter o cuchillo para abrir las bolsas. Los otros lo hacen sin ninguna protección. Algunos viven a pocos metros de la montaña de basura, bajo pésimas condiciones sanitarias, vulnerables a enfermedades y accidentes. Duermen en ranchos de chapa, cartón y plástico. El agua potable es una utopía. El olor allí es insoportable, y los gritos constantes por las peleas que se producen por la “mejor basura” generan un clima tenso. Al mismo tiempo, los operarios que controlan las máquinas tienen que mantener una concentración inalterable para no lastimar o aplastar a alguno de los menores que juegan y saltan a su alrededor.
Otros no viven allí. Llegan todos los días de zonas aledañas como el Monte Terrabusi y Santa Rosa del Mar, donde además hay desarmaderos y pequeños basurales a cielo abierto.
El predio cuenta con siete policías que sólo controlan la descarga de los camiones de la empresa 9 de Julio. Ante la mirada de las fuerzas de seguridad, transcurren peleas con “transas” que operan en el lugar o discusiones por la mejor basura, como los electrodomésticos que aún funcionan y son desechados por los marplatenses.

Para las personas que viven en el antiguo predio la basura es un recurso. Y uno de los problemas más graves en el viejo basural son los camiones que llegan desde el Hospital Interzonal General de Agudos (Higa) y descargan los denominados residuospeligrosos”: medicamentos, jeringas y otro tipo de elementos médicos. Incluso, se pueden encontrar entre esos desechos remedios que la gente consume, sin saber de qué se trata o qué efecto pueden generar en su cuerpo.

El incumplimiento de una Ley fundamental


La Ley Nº 24.051 denomina como residuo peligroso a todo lo que pueda causar daño, directa o indirectamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general. Entre ellos residuos provenientes de cultivos de laboratorio; restos de sangre y de sus derivados; residuos orgánicos provenientes del quirófano; restos de animales; algodones, gasas, vendas usadas, ampollas, jeringas, objetos cortantes o punzantes.
Además, la normativa tiene como finalidad concientizar al trabajador acerca de la importancia de proteger su salud. De capacitarlos para que pueda reconocer los tipos de residuos y su correcto manejo y manipulación, situación que no se respeta porque todo lo que llega de hospitales y geriátricos se tira en el lugar, sin hacer una correcta división.

Colaboración periodística: Pablo Pascual, Daiana Iroz, Virginia Bailone y Christian Rogers.

Nunca nos vamos a poner de acuerdo con el Municipio”


La Cooperativa Cura está integrada por 40 personas. Su presidente, Alberto “Beto” Ortega, explicó que padecen diversas problemáticas. La luz se corta hasta dos veces por semana y sufrieron la rotura de una de las cintas que transporta la basura. Por el elevado costo, el Ente de Obras y Servicios Urbanos (Enosur) tardó meses en dar respuestas.
“Muchos han venido y saben las problemáticas que hay acá, pero lo que sucede es que ellos tienen su mundo y nuestro mundo no les interesa”, expresó Ortega. En cuanto a los 79 millones de pesos girados desde el Banco Mundial para terminar la planta, Ortega aclaró que con ese monto se haría una de las mejores plantas a nivel nacional.
“Esta planta según el municipio está preparada para 120 personas, pero la verdad es que no entra esa cantidad, tendríamos que tener un galpón de acopio. Y como ese problema hay varios más. Pero nosotros nunca nos vamos a poner de acuerdo con el municipio, ya que sus prioridades son otras. No es lo mismo ver la situación desde afuera, que vivirla desde acá adentro”, aclaró el presidente de Cura.

Mientras se promociona el nuevo predio de disposición de residuos, más de 200 personas, entre ellos 50 menores, viven de lo que encuentran en el viejo basural a cielo abierto que aún no fue clausurado.





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